Hasta hace un par de años, el termómetro era parte de mi botiquín de medicamentos, ya que el pequeño de la casa tuvo convulsiones cuando tenía dos y tres años, así que la pediatra nos recomendó tener siempre termómetro en casa para controlar la temperatura, pues no debía pasar de 37 grados porque era propenso a convulsionar. También mencionó que si después de los seis años no volvía a pasar es porque sólo esa causa febril, y nada más grave.

Para nadie es un secreto que lo que estamos pasando en todo este tiempo desde que llegó el coronavirus a nuestras vidas a comienzos de este año, nos cambió la vida por completo.

Por eso es que pensé en escribir este artículo cuando avanzaban los días y la situación fue empeorando.

Estamos pasando por situaciones nunca antes vistas, ni siquiera por nuestros padres: el encierro de la cuarentena, la falta de empleo, el cierre de los negocios, cierre de iglesias, la pérdida de nuestros seres queridos sin poder siquiera despedirnos de ellos, etc.

Pero de algo estoy segura es que este Coronavirus se convirtió en el Termómetro de nuestra Fe.

Personas que antes no habíamos escuchado hablar de Dios, hoy los escuchamos mencionarlo en sus comentarios. Creyentes que no asistían con regularidad a su congregación, hoy buscan sermones en video conferencias. Líderes que proclamaban a Dios en sus sermones, hoy están practicando lo que predicaban tan vehementemente acerca de la fe.

Cual termómetro que nos avisa la temperatura de nuestro cuerpo, de si hay fiebre o no para tomar o no el medicamento y/o seguir un tratamiento médico, así estamos ahora, y lo estaremos durante un buen tiempo más, ya que lejos de extinguirse este virus, está en plena expansión.

Así que no sé qué medidas ha tomado usted para mantenerse firme en estos tiempos de crisis, pero personalmente he crecido en este tiempo, he practicado mi fe más que cualquier otro momento, al tener la seguridad de recibir lo que espero, al estar convencida de que esta crisis va a pasar, aun cuando las noticias nos digan lo contrario (7018 casos sólo en mi ciudad).

Así como Noé que construyó un barco flotante cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, sólo confió y obedeció para salvar a su familia. Así le animo a usted a creer porque Dios quiere bendecirlo, quiere darle nuevas oportunidades para salir de donde está y cumplir el propósito que tiene para su vida.

Sólo tiene que creer, confiar en que Dios proveerá todo lo hace falta, porque El lo prometió, y El no falla. Se lo puedo asegurar.

Bendiciones!!!